Refugio del alma, palabras bien sonantes que despiertan en ti una nueva sensación.
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miércoles, 6 de junio de 2012
De cómo alumbro el camino
Véanse las marchitas hojas,
caídas sobre un manto,
con tonos ocres y rosados
sea pues, esta, mi alcoba.
Un manto oscuro que cubra
la oscura razón divina,
la belleza de las ninfas;
que darán a mi deseo, sepultura.
Luceros que alumbren el camino,
serán las estrellas,
dichosas, pues se parecen a ella;
que, poco a poco, abracen el frío.
La precipitada huida
del viento, que doblega cuerpos
y moldea sueños,
será una carencia musical.
El rodar de cuerpos
pétreos
será la música.
Con la caída de alba,
el momento de alzar las alas.
Se aproxima el gélido frío.
Lágrimas de un ángel
¿Merece
el rico ser pobre?
¿y el pobre rico?
¿y el pobre rico?
¿Merece
la luna ruborizarse al alba?
¿Merezco verla?
¿Merezco verla?
Hacerla
el mal no es licito,
que mi necedad sea cobre
que no reluzca, y mi alma
fruto de las llamas, pues hice mal a ella.
que mi necedad sea cobre
que no reluzca, y mi alma
fruto de las llamas, pues hice mal a ella.
Desde
que el ángel derramó su lagrima
tornaron se marchitas
las flores de su jardín.
tornaron se marchitas
las flores de su jardín.
La
tristeza se apropio de ella,
dibujo en su semblante mella
de sentimientos no correspondidos.
dibujo en su semblante mella
de sentimientos no correspondidos.
Hice
mal, lo admito,
a este juego pierdo
cual estúpido. Un mito
si compartiré el resto de mi tiempo.
a este juego pierdo
cual estúpido. Un mito
si compartiré el resto de mi tiempo.
Esta
falta de acierto condena
a toda aquella que sopesa
la brava idea del tiempo eterno
con este esperpento.
a toda aquella que sopesa
la brava idea del tiempo eterno
con este esperpento.
Pues
si esto fueran aquellas
Luces de Bohemia sería
no más que el admirador de Estrella,
y mi cuerpo, animal sería.
Luces de Bohemia sería
no más que el admirador de Estrella,
y mi cuerpo, animal sería.
Pero
no es momento de
citas celebre
ni ruegos, si lamentos;
hora de pedir perdón.
citas celebre
ni ruegos, si lamentos;
hora de pedir perdón.
Perdón
por ser, querer y sentir,
perdón por pensar pensamientos
perdón por sentir sentimientos,
perdón por ser y no ser,
perdón por aún no poderte querer.
perdón por pensar pensamientos
perdón por sentir sentimientos,
perdón por ser y no ser,
perdón por aún no poderte querer.
Que
las interminables horas
vaciás vacíen mi mente
de sus recuerdos, que son horca
en mi cuello, a la espera del silencio estridente.
vaciás vacíen mi mente
de sus recuerdos, que son horca
en mi cuello, a la espera del silencio estridente.
!Que
se lleve lejos recuerdos
y heridas y sueños y pesadillas
y nombre y saludos y besos
y hasta sillas compartidas¡
y heridas y sueños y pesadillas
y nombre y saludos y besos
y hasta sillas compartidas¡
Volver
a ser uno con alguien,
aspirar a entenderme mejor,
suspirar si pensé que el bien
que hice tornase mal; pues ahora es mi peso.
aspirar a entenderme mejor,
suspirar si pensé que el bien
que hice tornase mal; pues ahora es mi peso.
Peso
que me hunda lejos
de ella, lejos de todo,
lejos del "tan y a poco más"; flecos
vacíos de esta frase, eso soy, solo.
de ella, lejos de todo,
lejos del "tan y a poco más"; flecos
vacíos de esta frase, eso soy, solo.
De cómo izó su bandera
de su mente,
no hay recuerdos, ni gente,
ni botellas ni sables.
Sobre un fondo negro
descasa la jaula.
Murmullos la mecen en la penumbra,
y su libertad; será su entierro.
Convencido de que la jaula aguanta,
él, continua el camino,
siguiendo el brillo
incansable de las cristalinas aguas.
En un bergantín
hecho con los restos
de sus sueños,
unidos por la carencia de un fin.
Por bandera, la sonrisa de su musa,
y con la fuerza de un maldito
que, sigue vivo,
navega en agua poco profundas.
Cada mañana iza
la bandera,
pues busca quien le quiera,
busca una sincera sonrisa.
De cómo tejió un sueño
A la hora en que las brujas,
todas juntas,
toman el te,
en su alcoba apareció él.
Entre el ruido diurno
de las calles, el turno
de guardias en sus aposentos tuvo lugar, ceremonioso y lento.
Tras la ventana
una muchacha de tez clara, y en su frente
mares de tinta vio esparcirse.
Sin dudarlo siquiera
entró por la ventana y cerró la puerta.
A prisa recorrió la alcoba
con la vista; entre cosas,
sin valor; propias de la realeza
se encontraba su alteza.
No era su alteza, sino
la futura reina de este rincón
tétrico del teatro clásico
y del propio Edipo.
Se acerco, poco a poco,
con delicadeza colgó
en su interior
cualquier resquicio de odio.
Se poso a su lado. Apartó, con una mano
el pelo de la oreja
y, con voz limpia y serena
recitó una dulce nana;
una de esas baladas
de cuna.
Y se durmió acunada por la luna.
Al empezar la segunda nana, un crujido,
un paso indeciso,
y un roto silencio.
Una humilde doncella
desde la puerta, atenta,
prepara un grito;
pero él apeló al silencio.
Extiende las alas,
se acerca hacia la ventana; en el suelo una pluma
y ella dormida en los brazos de la luna.
A la mañana siguiente
los soldados buscan impacientes,
las doncellas preguntas a brujas, y la princesa busca a aquel que tenga otra pluma.
Él viene (introduccion al mundo maldito propio)
de un lugar viene, del lejano oriente,
de un nido de serpientes,
de algún maloliente
tugurio en que el cliente
su dinero pierde.
De los recónditos rincones viene,
de un bosque encantado viene,
de un barco sin bandera viene,
de entre la niebla matinal viene,
de un suspiro viene, de un sueño viene.
Dibujo sonrisas en rostros juveniles,
juveniles chiquillos sin él se hicieron mayores,
mayores lloraron al oír sus poemas, poemas, ahora recubren su cuerpo,
cuerpo propio del compañero de la muerte,
muerte le quieren dar. Antes,
antes de que cierres los ojos,
ojos con lagrimas de zafiro tendrás.
Tendrás eso y recuerdos vagos,
vagos, los sueños de su fardo,
fardo tejido con recuerdos,
recuerdos, que, en su cuerpo queman.
Esta si es la historia que hizo
que hasta el más cantarín de los grillos
mudo quedase,
bufones llorasen,
y de pena flores
perdieron sus coloridos colores.
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