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sábado, 15 de septiembre de 2012

[...] Pero sus fantasmas, no desaparecen.



No se que me pasa.
Mil hojas de papel
esperan sin saber 
cuándo llegaran las palabras.

Olvide lo que es el amor
por querer dar tiempo 
al hombre del espejo,
por olvidar el ajeno calor.


Suena en mi cabeza
cada despedida. Repiten:
"Ojala cicatricen
tus heridas; tu espera."

Y solo mi reflejo
confiesa haber perdido
el tiempo entre tanto suspiro,
ahora solo queda el miedo.

Es, cada mañana,
la misma propia sonrisa
que dice "olvida sus caricias"
pero mi habitación esta llena de fantasmas.

Y cada palabra me recuerda 
que vertí mi sangre
en cada frase 
para que ellas desaparezcan.

Pero sus fantasmas, no desaparecen.