Creo que ya va siendo hora
de hablar del único sueño
que me ronda cuando truenos
me amenazan fuera de la cama;
ahora no los oigo porque mis ojos
cayeron en la oscuridad
de otro mundo, empezará
esta historia para soliloquios solos.
La lluvia y los relámpagos
me dejaron en la onírica
historia que aquí contarían
estos versos: me situó en un páramo
sin nada más que una luna
que no conozco, tan delgada
a causa de los besos cambiados por nada,
y yo robando sus alegrías. Dudas
no la hicieron libre. Mientras
el fuego encendió su corazón
fuimos felices sin más razón
que ser uno entre dos, inquietas
las manos descubriéndonos
como si no nos viésemos, idílico.
Luego,perdí ser un principito,
jugando a ser niños. Acabamos,
como empezamos, en la necedad
del desconocimiento, con dolor
inaudito, en consecuencia el color
que tiño mi corazón fue fragilidad.
Sin más consuelo me quedé
ausente de compañía en el páramo,
ahora desierto, clamando
al cielo. Creí ser libre y volé
pero caí en el intento, claro.
Y lloré clame corrí reí,
asentí mentí contemple pensé sentí,
suspiré, crecí imaginando
que hacer, decidido, nadé viví,
busqué descubrí aprendí recordé,
aprehendí volví y me perdí.
De repente, me encontré
con tus ojos, y me quede
sin la labia que me corresponde, irónica
pena que me ataca cuando deseé
ser ... ;decir tantas palabras pero, melancólica
cabeza, sorda, muda, absorta tras
los ojos que miré mientras ella espió
mi alma, descubriendo mi naturaleza. Obvio,
nadie que cure este dolor, que brava
contra aquel que decidió este sino.
Desandando el camino descubrí
no saber a donde me dirigí,
por ello decidí despertar. Fino
dolor me arrastró, de nuevo,
a mi cama, dejándome dubitativo
ante la veracidad de lo vivido.
Escribiendo versos, olvidando aquellos besos
sigo.