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jueves, 1 de octubre de 2015

La casa de los espejos.



Sumido en la oscuridad de la noche
me aferré al sueño venidero en busca
de descanso sin más sepultura
para este artífice de escusas y reproches.


Terminé pernoctando en mi casa de los espejos,
acompañado de mi reflejo repetido a lo largo
de los pasillos, donde, en un cercano pasado
colgué los recuerdos de cada empeño.


Consternado por el devenir de mi cuerpo,
consumido entre tiempos e intentos
por seguir cuerdo entre tanto desconsuelo,
terminé por odiar mi reflejo consumido. Recuerdo


haberme armado de cada voluntad que poseo,
con la intención de encontrar mi salida
fuera de tanta realidad fingida
tras mi sonrisa o mascara. Envuelto


en mil recuerdos que orbitan en torno
a mi mente perdida en el espacio
que ocupo. Golpee con desprecio
cada espejo sin sentir dolor.


Puse fin a tanto reflejo,
miré hacia las manos
encontrando mis ríos de cuarzo
rojo, tinta que poseo.


Delante de mis manos, repletos
de cuarzo, tus brazos, dijeron
antes de arrebatarme el sueño:

"Yo pasé tres meses en la casa de los espejos."