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miércoles, 6 de junio de 2012

De cómo alumbro el camino




Véanse las marchitas hojas, 
caídas sobre un manto,
con tonos ocres y rosados
sea pues, esta, mi alcoba.
Un manto oscuro que cubra 
la oscura razón divina,
la belleza de las ninfas;
que darán a mi deseo, sepultura.
Luceros que alumbren el camino,
serán las estrellas,
dichosas, pues se parecen a ella;
que, poco a poco, abracen el frío.
La precipitada huida 
del viento, que doblega cuerpos
y moldea sueños,
será una carencia musical.
El rodar de cuerpos
pétreos
será la música.
Con la caída de alba,
el momento de alzar las alas.
Se aproxima el gélido frío.


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