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miércoles, 6 de junio de 2012

Lágrimas de un ángel


¿Merece el rico ser pobre?
¿y el pobre rico?
¿Merece la luna ruborizarse al alba?
¿Merezco verla?
Hacerla el mal no es licito,
que mi necedad sea cobre
que no reluzca, y mi alma
fruto de las llamas, pues hice mal a ella.
Desde que el ángel derramó su lagrima
tornaron se marchitas
las flores de su jardín.
La tristeza se apropio de ella,
dibujo en su semblante mella
de sentimientos no correspondidos.
Hice mal, lo admito,
a este juego pierdo
cual estúpido. Un mito
si compartiré el resto de mi tiempo.
Esta falta de acierto condena
a toda aquella que sopesa
la brava idea del tiempo eterno
con este esperpento.
Pues si esto fueran aquellas
Luces de Bohemia sería
no más que el admirador de Estrella,
y mi cuerpo, animal sería.
Pero no es momento de
citas celebre
ni ruegos, si lamentos;
hora de pedir perdón.
Perdón por ser, querer y sentir,
perdón por pensar pensamientos
perdón por sentir sentimientos,
perdón por ser y no ser,
perdón por aún no poderte querer.
Que las interminables horas
vaciás vacíen mi mente
de sus recuerdos, que son horca
en mi cuello, a la espera del silencio estridente.
!Que se lleve lejos recuerdos
y heridas y sueños y pesadillas
y nombre y saludos y besos
y hasta sillas compartidas¡
Volver a ser uno con alguien,
aspirar a entenderme mejor,
suspirar si pensé que el bien
que hice tornase mal; pues ahora es mi peso.
Peso que me hunda lejos
de ella, lejos de todo,
lejos del "tan y a poco más"; flecos
vacíos de esta frase, eso soy, solo.

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