En la frontera de la realidad
vivo, ajeno a tus latidos,
solo se escuchan aullidos
en la noche de nuestra navidad.
Robando miradas malvivo,
contrabando de versos
y, algún que otro secreto
caen presos de este niño.
Raptor de la Luna, enemigo
de cruzadas palabras
que solo traigan balas,
discursos de doble filo.
Captor de cada sílaba muda
que tus delicados labios dijeran,
previa sonrisa, con una única meta:
ser esclavos de tu locura.
Encarcelado a un papel,
cada noche, escenas
recorren mi mente, pasajeras,
esquivando volver a querer.
Temeroso de perderme
en la rutina, encadene mi alma
donde la frontera de cada
verso limita con nuestra realidad incoherente.
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